
Durante el mandato de Aznar la Iglesia católica experimentó una nueva etapa de privilegios en más ámbitos de los que son saludables para un país democrático.
Con la entrada de Zapatero en el gobierno, la iglesia sintió peligrar y con razón las prebendas de las que disfrutó con los populares. Ciertos avances sociales han provocado el terror de las sotanas, el matrimonio entre personas sin tener en cuenta el sexo, la agilización del divorcio, la orientación laica en la educación y sobre todo la renovación de los conciertos económicos con la iglesia católica. Esta parece ser la pesadilla de la iglesia parasitaria que hemos heredado del franquismo. El autentico móvil ha sido económico y las disidencias morales han sido la excusa y el ariete.
Las aterrorizadas sotanas se entregaron con todas sus fuerzas a desprestigiar y acosar al Gobierno Socialista. El clímax de este acoso lo ha alcanzado con su mano tonta, la COPE. Con alocuciones radiofónicas dignas de Queipo de Llano que han marcado los tiempos incluso al PP, ha despertado a nostalgia de su vínculo con la derecha franquista desde la febril ilusión de que, como sucedía en tiempos del innombrable, son parte en la política nacional.

La noticia del acuerdo alcanzado entre el Gobierno y la Conferencia Episcopal Española sobre la reforma del sistema de financiación de la Iglesia Católica, y la anunciada en la revista católica 21RS que cuenta que Federico Jiménez Losantos abandonará la emisora episcopal cuando termine su contrato en junio, no pueden ser deslindadas. Más bien hay que considerarlas como consecuencia de un trato o de una advertencia.
El pasado 24 de septiembre se firma el acuerdo antes mencionado. Recuerdo mi reacción ante la noticia. Inmediatamente me pregunté: ¿como es posible firmar un acuerdo a todas luces muy ventajoso para el Vaticano y al mismo tiempo aguantar las campañas de difamación, insulto y tergiversación desde la COPE?
Recordé las palabras de Alfonso Guerra en la segunda parte de sus memorias sobre los acuerdos con la iglesia. Se remontaba al año 1983 y en una reunión con la Comisión de Obispos denunció la doble estrategia de llegar a acuerdos con el Gobierno y alentar a los movimientos católicos en contra de este, anunciando con seriedad la posibilidad de un replanteamiento de la política de colaboración. Al poco tiempo esto recondujo las relaciones a un estado de normalidad. (Dejando atras los vientos. 2006. Alfonso Guerra. Pg 66).
El día 20 de este mes leía en EL PLURAL la noticia: El director y presentador de La Mañana "tiene fecha de caducidad", titula 21RS. Y también, sustituta: Cristina López Schlichting se pasará a la franja matinal de la emisora de los obispos, procedente del programa de la tarde. En cuanto a García, alejado de la radio en los últimos años, volverá a la empresa a la que estuvo largamente vinculado, para tomar el relevo de César Vidal. La revista cristiana asegura que en la salida de Losantos tienen que ver "la Casa Real, la Secretaría de Estado del Vaticano y una parte numerosísima de obispos, que no aguantan ni su lenguaje descalificador ni su tono enfebrecido". Con todo, la decisión de no renovar el contrato al periodista también tiene notables apoyos internos. En concreto, cuenta con el respaldo de Alfonso Coronel de Palma, presidente de la COPE, harto de que se asocie la cadena a la crispación.
Ahora, un tiempo después entiendo que hubo algo más en ese acuerdo. No es que esté de acuerdo con la forma, no me gusta que se interfiera de esa forma en un medio de comunicación.
DE ESA FORMA NO...¿QUIEN PUEDE AGUANTAR A ESE TALIBAN DE SACRISTIA HASTA JUNIO? !!!!!!